Nos hemos pasado el mes de agosto recuperando grandes discos que se quedaron en el tintero, y por cierto, si anduviste por ahí fuera, te recomendamos le des un repaso al archivo porque hay grandes cosas, y aún entrando en septiembre, para muchas cosas inicio de un nuevo curso, seguimos viajando hacia atrás. Esta vez nos vamos a finales del mes de marzo, cuando Kaiser Chiefs lanzaron el que ha sido su quinto disco de estudio, Education, Education, Education & War, un trabajo nada desdeñable que nos devolvió a los de Leeds en una forma que hacía tiempo no veíamos.
Ricky Wilson durante la actuación de Kaiser Chiefs en el último Low Festival
La banda liderada por Ricky Wilson, ese carismático tipo que es un torrente encima de un escenario, arrancó entre ese buen puñado de bandas que, en la primera mitad de la década pasada, prometían retomar el testigo de los grandes representantes del brit-pop de los noventa, los cuales dejaban ya atrás sus años dorados, esto es, Oasis, Blur, Pulp, Supergrass, etc. Prácticamente ninguno de ellos alcanzaría a dejar la profunda huella de sus predecesores, y Kaiser Chiefs son el ejemplo perfecto. Dotados de garra, energía, gran ojo para crear canciones y componer estribillos pegadizos y a veces incluso arrebatadores, irrumpieron con una interesantísima revisión de los cánones del brit-pop, añadiendo fuertes elementos rockeros y post-punk, y una marcada emulación al vértigo estilístico de los grandes Supergrass.
Employment (2005) sobre todo, pero también Yours Truly, Angry Mob (2007), supusieron dos enormes promesas de lo que Kaiser Chiefs podrían llegar a hacer, siendo incluso capaces de generar alguno de los números uno más contundentes de la época, Ruby, y un buen puñado de canciones de incontestable habilidad. Quienes además pudimos verlos en directo por aquel entonces, constatamos la tremenda pegada de su directo. Pero desde entonces, lamentablemente, todo ha ido cuesta abajo. Ninguna de sus dos entregas posteriores, Off With Their Heads (2008) y The Future Is Medieval (2011) aportaron nada a quien suscribe. Perdida la garra y la claridad de ideas, Kaiser Chiefs se borraron del panorama. En este 2014, tras perder a Nick Hodgson, batería original, y haber publicado un grandes éxitos que sonaba a demasiado precipitado, tenemos que celebrar, al fin, el retorno de la banda.
Que han cargado pilas es evidente no solo por la contundencia sonora que desde el principio vas a notar, con un retorno claro y contundente a sus primeros tiempos, más perfilado si cabe, aunque también es cierto que con un poco menos de brillantez de esa que te levanta de la silla -lo cual no quita que, probablemente Education… sea, como bloque, de lo más sólido que han hecho-. También lo vas a notar en lo que tienen que decir, ya que, como puedes deducir de un título así, el disco viene cargado de contexto político y social, bastante crítico, encuadrado en la actual Gran Bretaña, la de la crisis y la de las frustraciones ya digeridas de la era post-Tony Blair. Quizá se puedan encontrar puntos poco sólidos en esta nueva pose de predicador social, y habrá quien no se trague que ahora quieran convertirse en nuevos working-class heroes, pero les aproxima igualmente a sus inicios, aquellos años en que parecía se lo iban a comer casi todo.
En efecto, las letras desprenden bastante mala baba y vienen acompañadas de un tono burlesco en todo el álbum que se aprecia desde el mismísimo arranque de The Factory Gates. Pero tal vez el gran logro de Kaiser Chiefs en este trabajo es el de conjugar en la misma caja el rock que la clase media-baja británica corea con una lata de cerveza en la mano con unas letras tan evidentemente políticas y comprometidas. En lo musical, si bien estamos ante un disco sólido, la calidad de las canciones asciende linealmente, siendo la segunda mitad del disco mucho más brillante musicalmente que la primera, en la que hay más atención al mencionado tono burlesco y, si me apuráis, a los estribillos dirigidos por percusiones machaconas ideales para coreos masivos.
Simon Rix, bajista de Kaiser Chiefs, durante el concierto de la banda en el Low Festival
Aún así ya los primeros compases de Education… contienen pasajes francamente destacables y hermosos como el Coming Home que sirvió de single de presentación del disco. A pesar de la simplicidad del solo de guitarra que se marcan hacia el final (para escuchar un solo verdaderamente brillante no hay que esperar mucho: en el siguiente corte, Misery Company tenemos uno), la dimensión épica (¿recuerda un poquito a los primeros Killers?) y pop parece calar por fin en una banda que solía tirar más hacia el post-punk. Pero esta épica con un puntito romanticón muy bien medido va calando a lo largo del disco y ya en el quinto corte, Meanwhile Up In Heaven nos da uno de los momentos más bellos de éste: sinceramente, me ponen esta canción suelta antes de escuchar Education… completo y el último grupo del que se me ocurre decir que es, es Kaiser Chiefs.
One More Last Song y My Life nos devuelven al mundo algo más festivo y generan estribillos de nuevo pegadizos, pero muy alejados de, por ejemplo, el Ruby que catapultó a Kaiser Chiefs a la fama. Las bases bluseras se suavizan y estamos ante canciones pop puras y duras (vuelvo a mencionar a The Killers como referencia porque este disco se parece mucho al que me gustaría que lanzara la banda de Brandon Flowers) pero sin sonar vendidas, fáciles o infantiles. La burla no para, no obstante, y en Cannons vuelve con fuerza y bastante fundamento, con un epílogo claro y certero; para venir seguida por la sentida Roses que cierra el disco con un golpe sobre la mesa, recordando que Kaiser Chiefs han vuelto, y puede que con su mejor trabajo. Tal vez les ha costado años encontrar su tono, tal vez es sencillamente madurez. Pero nosotros no le prestamos la más mínima atención a Education, Education, Education and War cuando se publicó y cometimos un error: no cometas tu el mismo.
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